lunes, 4 de marzo de 2013

Entrevista a Ángel HernándezTorres




Primera entrevista de nuestro blog la cual se la hemos realizado a un amigo salamanquino y antiguo costalero  de María Santísima de la Caridad  como es Ángel Hernández Torres.



    Angel, ¿Cómo empezaste en este mundo y por qué?
Bien, sin duda uno entra en el mundo de las cofradías desde su condición de cristiano y, en mi caso, por una larga tradición familiar, de la mano de mi padre, que sacaba el Viernes Santo en Salamanca a la Virgen de la Soledad. De algún modo yo seguí su estela y desde el año 1982 llevo vinculado a este mundo. Y en particular, en el caso de Rota, gracias a mi cercanía a la Villa roteña, en la que paso parte del verano desde 1984 y en la que tengo la dicha de poseer grandes y buenos amigos, generalmente vinculados a la Semana Santa y sus cofradías y hermandades.

    ¿Cómo entraste en la Caridad y por qué?
Los paseos por la orilla de la playa de la Costilla, además de ser un estupendo bálsamo para mi salud y mi mente, llevan aparejados encuentros con conocidos y amigos. En uno de tantos, mantuve una pequeña “tertulia cofrade” a la orilla del mar con gente de este mundo, entre los que se encontraba Manuel García, capataz entonces del palio de la Caridad, y al que me unen otros vínculos además de la amistad. En ese encuentro hablamos de las distintas formas de sacar los pasos, de sus diferencias, de mi empatía por el tema del costal, etc. Y al inicio de la Cuaresma de 2003, recibí una llamada de “Manolo” en la que me ofrecía la posibilidad de entrar a formar parte de la cuadrilla del paso de palio. A penas lo pensé, y sin darme cuenta me encontré con más miedo que otra cosa, aprendiendo a hacerme la ropa en la calle María Auxiliadora, frente a la Plaza de las Canteras. Todo un reto, toda una ilusión, que con el paso del tiempo no solo se convirtió en afición sino que me ha unido aún más a Rota a través de la Santísima Virgen de la Caridad, a quien ya profesaba devoción acompañándola cada 15 de Agosto en su Rosario de la Aurora y posterior Besamanos.



    ¿Cómo venías a los ensayos desde Salamanca?
Indudablemente la distancia entre Salamanca y Rota era el principal inconveniente que se me presentaba (y aún se presenta) para poder estar y acudir a todos los ensayos a los que se me citaba. Siempre he entendido que uno es de donde nace, pero nunca me quise considerar una persona ajena a la hermandad y a la cuadrilla como consecuencia de mi condición de foráneo, de ahí que cada fin de semana cogía el talgo hasta El Puerto de Santamaría y como uno más participaba de los ensayos. Algunas veces dos y otras tres. Como ferroviario, tenía a mi favor el menor coste del precio del viaje, algo que si fuera de otro modo no hubiera podido asumir.

    ¿Dónde te alojabas después de los ensayos?
Tanto en los ensayos como en los días de Semana Santa pernoctaba en un lugar donde me siento gratamente atendido y muy a gusto, de hecho puedo decir muy alto que es donde, junto a mi familia, nos hospedamos desde hace años durante nuestras vacaciones estivales. Se trata del Hostal “La Giralda” lugar, como digo, en el que uno se siente como en su casa, un espacio acogedor y recomendable, pues el comportamiento de sus dueños siempre ha sido exquisito, lo les hace merecedores de mi fidelidad y al que espero poder seguir acudiendo mucho tiempo.

    ¿Por qué dejaste de cargar la Caridad?
No fue fácil tomar esta decisión, pues aunque la devoción no la he perdido nunca, he de confesar que hubo una etapa en la que me sentí cómodo y además agradecido, pues indudablemente mis inicios como costalero se los debo a la Hermandad y a quienes me enseñaron a portar los pasos de esta manera. Pero nada, o casi nada, es para siempre en esta vida y Manuel García dejó el martillo el mismo año que yo entré, con lo que el nuevo capataz tenía otras normas y compromisos, a lo que jubo que sumar cambios tanto de hermano mayor como en la Junta de Gobierno. El caso es que  - y no lo digo como crítica -  de la noche a la mañana me encontré con la exigencia, normal hasta cierto punto, de tener que acudir a más ensayos so pena de no hacer ni media procesión, pues otros miembros de la cuadrilla se empezaron a molestar por mí ausencia, algo que no pasaba al principio.  Con lo cual, tuve que hacer un ejercicio de reflexión y valorar si compensaba desplazarse desde Salamanca tres veces a Rota, con sus gastos, los permisos laborales, etc., intentando ser un hermano más, incluso más allá de mi condición de costalero, si luego, en el momento más esperado, me pasaba al lado de mi amigo Manuel Patino tres cuartas parte de la procesión, disfrutando de la Banda de la Fundación y esperando a la generosidad de algún compañero – que los había – para entrar a hacer una “Chicotá” a mayores del trabajo asignado.  Y esto, que contado así, puede sonar un tanto duro, entiendo que forma parte de la vida interna de las hermandades, por lo que en general guardo grandes y gratos recuerdos y siempre estaré en deuda con la Hermandad de la Caridad y con quienes me dieron la oportunidad de ser costalero de la misma y, por supuesto, enseñarme a amar este mundo del costal que tan buenos y emotivos momentos me ha regalado y me sigue dando, con la ayuda del Señor.

    ¿Le guardas cariño a la Caridad?
Prácticamente he respondido en la pregunta anterior. Creo que más que cariño, lo que guardo son grandes momentos, recuerdos muy emotivos, la satisfacción de haberme hecho costalero entre buena gente, “buenos peones” y, especialmente, el poder seguir contando con la amistad de bastantes miembros de la hermandad e, indudablemente, la devoción a la Señora del Miércoles Santo Roteño, que para mí fue todo un honor y un privilegio ser sus pies durante el tiempo que estuve bajo las trabajaderas de su palio.

    ¿Es cierto que cada 15 de Agosto vienes a visitarla y la portas en su Rosario de la Aurora?
Sí que es cierto. Las vacaciones las programo para que siempre el 15 de Agosto esté en Rota. Es una fecha muy bonita para estar allí, pues no solo Nuestra Virgen de la Caridad, sino la Patrona, la Virgen del Rosario o las Angustias, están en Solemne Besamanos y me gusta asistir y acudir al concierto que ofrece la Banda Municipal. Pero también es una oportunidad para sin ya ser miembro de la hermandad, poder estar cerca de Ella, saludar y compartir momentos con la gente y recordar etapas pasadas o presentes, amén de que como cristiano y cofrade, el Rosario de la Aurora es un acto que espiritualmente siempre me ha aportado mucho, y estoy convencido de que Ella así nos lo agradece con nuestra presencia en la mañana de cada 15 de Agosto.

    ¿Con qué te quedas de la cuadrilla de la Caridad?
Siempre he creído y defendido que el patrimonio más grande que tienen las hermandades son sus miembros, los cuales hay que cuidar, conviviendo conforme a lo que prometemos cuando juramos reglas, etc. De ahí que la aportación más grande a mi persona, de mi época como hermano y costalero de la cuadrilla de la Caridad, procede del cariño, la ayuda, las enseñanzas y la generosidad de algunos hermanos, gracias a los cuales hoy día puedo decir que soy alguien en este mundo del costal gracias a ellos. Pero no sería justo por mi parte pasar por alto y agradecer a la Junta de Gobierno y al Capataz y su equipo que me abrieron las puertas de la hermandad en aquel 2003, pues insisto que por ellos viví momentos inolvidables y, como me gusta ser sincero, creo que significaron una etapa preciosa en la historia de la cofradía.



    ¿Luego en 2009 como entraste en la Macarena?
Soy hermano de la Esperanza Macarena de Sevilla desde Noviembre del año 2000. Ella es todo para mí. No concibo mi vida sin la presencia de la Esperanza en mi corazón, en muchos de mis actos, de mi comportamiento diario, de mi fe. Por eso me gusta vivir la hermandad más allá de la Estación de Penitencia.  Ser los “pies” de la Señora de Sevilla es una decisión que compete a Ella, aunque evidentemente hay que saber esperar, estar preparado para cuando llegue ese momento – si es que llega – y asumir con humildad que ser su costalero es un privilegio que no todos tenemos la dicha de poseer y alcanzar y que cada día hay que dar gracias a Dios por ello. Pero también por haber sido costalero de Madre de Dios de la Palma (Cristo de Burgos) o ser del Pilar, o sacar a San Leandro en el Corpus o a Nuestra Madre del Rosario cuando toca por turno.



    Y por último, ¿Cuál es el sentimiento más grande vivido bajo un paso y en cual fue?
Hay muchos momentos, pero sobre todo, hay uno que tiene una relevancia enorme para mí. Es cuando la Esperanza Macarena llega al convento de Santa Ángela y es recibida por las Hermanas de la Cruz. Si de verdad existe el cielo, creo que se parece mucho a ese lugar en el que el Amor de Jesús se hace presente a través de los corazones de las monjitas convirtiéndolo en Esperanza para muchos necesitados y desfavorecidos. En el tiempo que permanecemos allí, uno hace su “examen de conciencia” particular. Vienen a la mente, el recuerdo de muchas personas, de muchas vivencias. Te sientes infinitamente pequeño al lado de esas benditas mujeres y la emoción hace acto de presencia y das gracias a Dios por haberte concedido el privilegio de estar allí abajo, en silencio, con tus oraciones… Aunque, como digo, son muchísimos los momentos que despiertan en un costalero los sentimientos más grandes e intensos que jamás puedes imaginar, pues en mi caso, a lo largo de más de 12 horas junto a Ella, se van sucediendo situaciones tan emotivas, tan de verdad, tan nuestras, que sería interminable relatar todas, pues cada Madrugá es única, mágica y diferente.


Desde nuestro blog agradecer a Ángel que nos dejara entrevistarlo y deseamos verlos muchos años disfrutando cada  15 de Agosto con María Santísima de la Caridad.

1 comentario:

  1. Buen Costalero y sobretodo buena persona Ángel espero volver a verte el 15 de agosto por Rota

    ResponderEliminar